«Siglo XX. Sobretensión o estrés», por Antonio Casado Arranz

El tiempo y el espacio son los dos pilares básicos que tenemos en este mundo. Vivimos en una continua tensión y en una cultura de consumismo que nos hace tener cada vez en menos espacio.

Nos fundimos por la tensión de haber depositado todos nuestros objetivos en la falacia de la felicidad que nos da el TENER, olvidando la verdadera felicidad del SER. Esta lucha nos conduce irremediablemente a situaciones indeseables, cargadas de sobretensión cargadas de estrés, de frustración y agresividad. La falsa felicidad nos aboca al consumismo desordenado, a los atajos, a la enfermedad por culpa de la falta de salud mental.

¿Es posible hoy en día conjugar productividad con felicidad?

Yo suelo decir que o te paras o te paran. Hace veintisiete siglos que Siddhartha Gauttama, (Buda), con su experiencia Vipassana, nos aportó a la humanidad el concepto y camino del Samadhi, un estado de conciencia alcanzable mediante la meditación vipassana.

Esta meditación vippassana, al igual que la meditación zen y la meditación para trascender, son técnicas orientales con raíces muy similares a otras formas en occidente.

La sobretensión o estrés, tanto en empresarios como en empleados, sigue siendo desde hace siglos la principal causa de los problemas con la salud mental y por lo tanto de infinidad de enfermedades mal llamadas comunes y psicosomáticas.

Hoy en día sería una utopía que en nuestras empresas, tan condicionadas por el concepto de productividad, se dedicaran unos minutos a la meditación, interviniendo todo el personal (directivos y operarios) antes del inicio de la jornada laboral.

Se podrá pensar que es una pérdida de tiempo, pero el tiempo bien empleado es un tesoro. Este tiempo puede producirnos felicidad, confianza, sinceridad y un buen hacer en el mundo laboral.

Si ponemos nuestra mirada en los países orientales, veremos que por su capacidad tradicional de meditación, su capacidad de abstracción, son los mejores programadores, así como lo son también en infinidad de disciplinas.

Muy conocido es el ejemplo de las técnicas de Tai Chi, que yo lo llamo meditación en movimiento. Lo he practicado y compartido desde hace cuarenta años gracias a mi maestro chino, el jesuita Peter Yang, que en paz descanse.

Una vez más, quedo a la disposición de todos los socios de Educa para seguir con la práctica de la meditación.

Muchas gracias.

Antonio Casado Arranz

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